PANNO, LEGENDARIO (Por
Luis Scalise).-
Se cumplieron
60 años desde que un joven de 18 años, del Barrio de Saavedra, se adjudicara el
Campeonato Mundial Juvenil de ajedrez en julio de 1953, en Copenhague
(Dinamarca). Maestro
Internacional en 1954, Gran Maestro en 1955 e Ingeniero Civil en 1962. Fue 18°
en el ranking mundial de 1972. Campeón Argentino en 1953, 1985 y 1992. Mejor
segundo tablero en la Olimpiada de La Habana 1966. Son algunas de las
conquistas del mejor ajedrecista argentino nativo. “No me alcanzan las paredes
de casa, para exhibirlos…” le dijo a su biógrafo Enrique Arguiñariz.
Pero su
extensa y brillante carrera empalidece otra actividad de esta mente privilegiada:
la enseñanza. Por más de 40 años, sus clases magistrales en los Clubes River
Plate, GEBA y Villa Martelli, como así sus entrenamientos a otros jóvenes
maestros hacen de Oscar Roberto Panno
un pedagogo excepcional. No en vano Viktor Korchnoi lo solicitó como analista
en su match con Karpov en Baguio de 1978.
Por eso el
taller de Preajedrez y Ajedrez “El Caballito de Palermo” que dirigen Marina Alba
Rizzo y Ernesto Juliá, decidió rendirle
un humilde y afectuoso tributo al legendario maestro.
Una vez mas Panno, no
solo derrochó su irónico humor sino que brindó una breve superclase comentando
la partida Kasparov vs. Portisch, Bruselas 1986; demostrando que su espíritu
está intacto. “Estuve jugando un partido de tenis y me duele todo el cuerpo”,
dice a los 78 años y al lado de sus dos nietos. Mensajes de todo el mundo
ajedrecístico, desde el Presidente de la FIDE, Kirsan Ilumjinov, los grandes maestros Borislav Ivkov, Julio
Granda; el armenio Levon Aronian envió una foto con el libro de Arguiñariz,
tomada en la cocina de su hogar. Es que Panno traspasó la frontera del tablero
blanquinegro. Le toco una época del ajedrez mundial, sin computadoras y con
partidas suspendidas, que obligaba a ser creativo. Y solo podían ser creativos
aquellos que estaban dotado para ello. Y el joven maestro, contra todos los
principios de la teoría de Tarrasch, puso un caballo en la banda y creó la Variante
Panno de la India de Rey (1.d4 Cf6 2.c4 g6 3.Cc3 Ag7 4.g3 d6 5.Ag2 0-0 6.Cf3
Cc6 7.0-0 Ca5). “Había que esperar meses para que llegara alguna revista
europea; si llegaba. En ese mundial juvenil de Copenhague, tenía alguna idea
del juego de Ivkov porque había sido el campeón anterior en 1951, pero de los
otros participantes no sabía nada”. Hoy, con la informática se sabe casi todo y
lo poco que no se sabe, se averigua de inmediato.
El ajedrez,
la vida, era distinta en la segunda mitad del siglo XX. Para el hombre común
los viajes en avión comenzaban a ser frecuentes y los ajedrecistas argentinos
(en la parte más austral del planeta) tenían que forzosamente viajar: la
mayoría de los torneos importantes eran (y siguen siendo) en Europa. Panno,
pese a los vaivenes de nuestro país, siempre permaneció en Saavedra. “Cuando
tenía cinco años, mi hermano y yo le pedíamos a papa que nos llevara a ver la
construcción de la Avda. Gral Paz” (la circunvalación que divide a la Ciudad de
Buenos Aires con la Provincia)- dice. Veinticinco años después Panno fue uno
de los ingenieros que colaboró en la
construcción del complejo puente que une Vicente Lopez con la Capital.
Su intensa y
extensa trayectoria como ajedrecista lo llevó a distintos puntos del planeta, a
los lugares más exóticos como Baguio (Filipinas) o los mas tradicionales de
América, como Los Angeles. Así fue templando su agudizada mente para desplegar
un trato con dureza, cuando las circunstancias lo requieren; o con afabilidad y
preciso humor. Cierta vez en una tradicional cena de asado criollo, se comía
criadilla. Había muchas damas presentes y alguien le preguntó “¿Qué es esto que
estamos comiendo, Oscar?” Tal vez pensando que lo iba a poner en apuros, sin
embargo rápido como el rayo Panno
respondió: “Lo que tiene el toro y no tiene la vaca”.
Panno, el más
fuerte ajedrecista argentino nativo; por la trayectoria en una época dorada del
mundo ajedrecístico…es … legendario…